7.7.10

PIPES OF PEACE - Paul McCartney



Nada mejor para evaluar este disco que dividir a quien redacta estas líneas en dos personajes: Don Gonzalo y Don Paredes.
Don Gonzalo es un cuarentón con resabios de infantilismo; a pesar de sus ojeras y de unas incipientes marcas en los costados de los labios, viste más bien a la moda juvenil -hasta donde se lo permite su magro presupuesto- y sonríe bastante, con dulzura. Es rubio, delgado, femeninamente guapo y usa patillas.
Don Paredes, en cambio, aunque también cuarentón, parece más cercano a la cincuentena, y muy amargo. Despeinado, canoso, sucio, grueso, mal vestido -su viejo buzo escote en V luce varios agujeros de polilla-, con una desagradable barba larga y manchas de nicotina en los dedos índice y medio, se sienta con aplomo y casi desafío en la silla del lúgubre bar donde citó a Don Gonzalo. Don Gonzalo, delicado como es, no está a sus anchas sentado en semejante tugurio, pero lo disimula y sonríe.
Don Paredes: El tema de hoy: "Pipes of peace" de McCartney.
Don Gonzalo: Lo sé. Me tomé el trabajo de escucharlo una vez más, en mi i-pod, minutos antes de venir.
Don Paredes: Espero que no le haya agujereado el cerebro, mi amigo. Mucha paciencia debí tener para escucharlo una sola vez, hace años.
Don Gonzalo: Eh... Supongo que uno debe escuchar más de una vez, si pretende evaluar.
Don Paredes: ¡No con ese disco! Una sola es suficiente y hasta diría que un exceso.
Don Gonzalo: Comprendo. Usted, como muchos otros, lo considera uno de los tantos nadires de McCartney.
Don Paredes: ¿Uno de los tantos qué?
Don Gonzalo: Uno de los tantos puntos bajos.
Don Paredes: ¡Eso es obvio!
Don Gonzalo: No.
Don Paredes: Sí.
Don Gonzalo: No.
Don Paredes: ¡Sí! Pero ¿qué huevada está diciendo? ¿Que el "Pipes of peace" vale algo? ¡Es un mamarracho comercial, que el imbécil de McCartney escribió en sus ratos libres, bobeando como siempre!
Don Gonzalo: McCartney bobea siempre, siempre bobeó y esta no es la excepción. Sin embargo, aquí con buenos resultados. Digo más: es mi disco favorito de McCartney como solista.
Don Paredes: Ah, bueno, amigo, confirmo entonces que le agujereó el cerebro. La tecnología es peligrosa, nunca se sabe los efectos que puede tener sobre la salud...
Don Gonzalo: Gracias por la preocupación, pero no; insisto: de lo mejor de McCartney como solista. No tomo en cuenta a Wings, que es una banda.
Don Paredes: Una banda de ladrones.
Don Gonzalo: Quizás por eso "Band on the run" es mejor. Pero este agradable, quizás liviano "Pipes of peace" tiene grandes méritos.
Don Paredes: El de existir no es uno de ellos.
Don Gonzalo: Recuerdo mañanas y tardes de mi juventud, con canciones de este disco sonando en la radio.
Don Paredes: Y yo recuerdo una vez que granizó tan fuerte que se me rompió la chapa de zinc del rancho... ¿Qué importa eso? ¿Qué tiene que ver?
Don Gonzalo: Nada, y siempre coincidimos, Don Paredes, en que la nostalgia no es la mejor consejera a la hora de opinar sobre música. Así sólo logramos que los jóvenes se rían de nosotros.
Don Paredes: Se ríen de todos modos, es una cuestión hormonal... Pero dígame ¿qué méritos le ve al adefesio?
Don Gonzalo: Éste: uno lo escucha de principio a fin, y el agrado es incesante. Además, las mañanas y las tardes de mi juventud, que no traigo a colación como un mero ejercicio de nostalgia, sino como una comprobación de que aquí hay algo bueno, ya que en mis años mozos solía detestar cualquier cosa que pasaran por la radio. Generalmente, eran muy malas. Imagínese: principios de los ochenta...
Don Paredes: Y este es un disco de esa asquerosa época.
Don Gonzalo: Sí; ese es su mayor mérito. Un producto innegable de la época y, sin embargo, placentero. Por otra parte, ¿qué otra cosa pretende usted de McCartney que música placentera, hecha con algún grado de inteligencia a pesar de las tontería inevitable? McCartney es tonto y lúcido a la vez. Genial y chapucero. Todo junto. No hay una cosa sin la otra, en su caso. Y no siempre es un problema. Aquí, no lo es.
Don Paredes: Escúcheme. ¿"Average person" es genial? Idiota sin duda, pero ¿dónde quedó ahí la genialidad?
Don Gonzalo: "Average person", aunque lejos de la gloria, es una canción que no está tan lejos de los Beatles... Es lo que podrían haber sido los Beatles sin John Lennon. Tiene cierto ingenio. Y aunque falla en su pretensión de ser ingeniosa, no censuro ciertos versos. Como el que hace referencia a la falta de suficiente estatura de cierto boxeador... Diga lo que quiera sobre McCartney, pero siempre mete cosas un poco extrañas en las canciones que parecen más rastreras. Además, en este caso, la música es animosa, aunque nada del otro mundo.
Don Paredes: ¡Pero este disco es nada al lado del anterior, "Tug of war"!
Don Gonzalo: Nada peor, e incluso, diría yo, muy superior. De paso le informo que detesto "Tug of war". Ese sí que es McCartney buscando el éxito a cualquier precio, trayendo a George Martin para una producción brillosa que hace arder los oídos... Éste, en cambio, es un McCartney más relajado, siendo él mismo, con Martin también pero sin la preocupación por ese brillo de FM de los ochenta, que todo lo arruina. La prueba es que aparece Michael Jackson en dos canciones y están muy bien, son impetuosas y amables, muy lindas. A priori uno pensaría que la combinación sería siniestra... y no lo es. Muy por el contrario. Además, no hay ninguna pretensión, todo es libre y lícito, es la perfecta conjugación, para mí, de la espontaneidad de McCartney con el profesionalismo de McCartney; dos aspectos que suelen aparecer por separado en su obra, y aquí, por fin, unidos.
Don Paredes: Todo eso es muy subjetivo...
Don Gonzalo: No existe otra cosa. ¿O todavía cree en la crítica como ciencia? Tal vez lo sea, pero muy rara vez. Tan rara que es lo mismo que cero. Sea como fuere, esta es mi opinión.
Don Paredes: ¿Sabe una cosa? Le rompería la cara, pero atento al modelo de amor y paz que mostraba aquel viejo video de la odiosa canción que da título a este antojadizo y flojo disco, voy a hacer las paces con usted.
Don Gonzalo: I light a candle to our love.


Pipes of peace

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