14.12.11

THE COSMOS ROCKS - Queen+Paul Rodgers


"Queen", entre comillas. Saquemos de en medio este asunto antes de hablar del disco; sí, sólo son el guitarrista Brian May y el baterista Roger Taylor; ni siquiera el bajista John Deacon, ni -obviamente- el cantante original, que hace décadas reposa bajo tierra... La mitad de Queen, entonces. Como si Paul McCartney y Ringo Starr se juntaran con algún cantante (tal vez Eric Burdon, por qué no) y dijeran: Los Beatles+Eric Burdon... El mínimo de dignidad se intenta salvar así a través de un minúsculo signo de más, que quiere sugerir "sabemos que no somos la banda original, pero no olviden que fuimos parte...". El motivo de la denominación es, por lo tanto, indiscutiblemente comercial: ¿quién prestaría mucha atención (quién compraría en grandes cantidades) a May y a Taylor por las suyas, sin el paraguas protector de "Queen"?
 Es la objeción inevitable que suele hacérsele a este disco, pero hay otras, también frecuentes: a) los clisés de las letras y b) suena más como Bad Company (antigua banda hard rock del cantante Rodgers) que como Queen. Y es cierto. Sin embargo:
a) Menos mal que no suena ni intenta sonar como Queen. Sería imposible sin Mercury, y hay aquí quizás otro pequeño -o no tan pequeño- resquicio de dignidad, y
b) los clisés, a veces, son preferibles y más sinceros que las letras auténticamente malas.
En suma, un disco semióticamente difícil. Se debe atravesar toda una serie de problemas imaginarios antes de llegar a la esencia de esta música. Que no es la gran cosa, excepto por la buena musicalidad permanente; dígase lo que se quiera, tenemos aquí a tres experimentados músicos dándose el gusto. Volviendo -al menos May y Taylor- a cierta simpleza bluesera casi inconseguible en el auténtico Queen. Haciendo un disco que si se lo escucha como si fuera de -digamos- Dr. Feelgood -banda bastante alabada en este blog-, es decir una banda sin pretensiones más allá de darse y dar el gusto, probando una y otra vez viejos parámetros musicales de otra época, se disfruta. Se puede poner entero sin que moleste. Es -digamos- "bueno" (tan entrecomillado como "Queen"). Y las letras no son tan espantosas como las pintan; ciertamente no ganarían un concurso de poesía, pero tampoco las del viejo Bad Company ni las del viejo Queen (aunque en este último caso había cierta cualidad redentora: el humor, que aquí apenas aparece en el tema "C-lebrity", una burla -imaginamos que escrita mayormente por Taylor- hacia los participantes de los reality shows). En general, recibimos imprecaciones acerca del "poder del rock´n' roll" y sobre la necesidad de creer en esto y en aquello y de "hacer los sueños realidad" y bla bla. Sea como fuere, también se recibe cierto placer, seguramente el que experimentaron a su vez los músicos mientras grababan, libres de ataduras -entre ellas, la atadura de la "calidad". Porque si bien este es un disco de música gastada, se puede decir que nació gastada, que se concibió gastada y que hubo amor por lo gastado. Eso se trasmite y, por qué no, se agradece.
El cosmos ni se habrá enterado de este disco, pero nosotros, más benignos y modestos, podemos darle unas escuchadas y decir "no está mal". Mientras disfrutamos de la bronca voz de Rodgers (casi la némesis de Mercury), la guitarra de May y la percusión de Taylor. Serán tontos, codiciosos, inescrupulosos, demasiado nostalgiosos de glorias pasadas, vanidosos, anticuados, pero, innegablemente, buenos músicos y contentos. ¿Es suficiente? Al menos es algo. Algo un poco mejor que, por ejemplo, el último disco de los Rolling Stones, que siguen llamándose así pero hace tiempo que son "los Rolling Stones".

C-lebrity

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